25 septiembre 2016

Fuimos Héroes / We Were Soldiers, de Randall Wallace

Francisco Peña.

And it's one, two, three
What are we fighting for?
Don't ask me I don't give a damn
Next stop is Vietnam
And it's five, six, seven
Open up the pearly gates
Well, there ain't no time to wonder why
Whoopee, we are gonna die

De la canción I Feel Like I'm Fixin' to Die Rag, cantada por Country Joe & The Fish, en el Festival de Woodstock


Una de las más recientes cintas estadounidenses sobre la Guerra de Vietnam es Fuimos héroes / We were soldiers, del guionista – director Randall Wallace.

Esta cinta marca un giro político en el tratamiento que el cine norteamericano le ha dado al tema, que implica la reivindicación de los soldados que participaron en el conflicto bélico, y hace retoñar de nuevo sentimientos patrióticos en pantalla.

Revisa pues la historia por tres vías básicas. La primera es dar un lugar de honor al ejército de Vietnam del Norte, pero sin profundizar en los motivos de la guerra que enfrentó a ambos ejércitos. La segunda es reforzar la idea de que dicha guerra se perdió por culpa de los altos mandos y los políticos. La tercera es reivindicar al soldado común y a los mandos medios.



El peso de los dos primeros puntos, dentro de la cinta, es relativo, ya que se enfoca a recrear el primer enfrentamiento armado entre los ejércitos estadounidense y norvietnamita.

Respecto de los altos mandos se juega con el nombre del Gral. Westmoreland como alguien más preocupado por la política que por ganar la guerra militarmente. También se presenta la imagen de Lyndon Johnson como el presidente creador de la escalada.

Pero estos dos hilos narrativos son secundarios, porque dan por hecho que el público ya conoce estos planteamientos y comparte el juicio de la historia. El tercero es el eje básico del film: la reivindicación del patriotismo y del papel del ciudadano – soldado común.

Por lo que se refiere a los miembros del ejército norvietnamita sólo se les enfoca como enemigos respetables y valerosos, pero no se abunda en los motivos que llevaron a Vietnam del Norte a pelear.


De hecho, la primera secuencia de la película es una emboscada norvietnamita que borra del terreno a una columna del ejército francés durante la Guerra de Indochina que se cierra con la derrota francesa en Dien Bien Phu. Luego del sangriento encontronazo, el oficial norvietnamita al mando ordena la ejecución de los sobrevivientes franceses, heridos o capturados, porque así “no regresarán en el futuro”.

La presentación de la masacre de franceses en la cinta es tramposa porque la justificación que el guionista Wallace presenta es débil. El sentimiento nacionalista de fondo se distorsiona ya que la frase “no regresarán en el futuro” es la única excusa para la masacre.

En cambio en Apocalypse Now Redux, de Coppola, se incorporó toda una secuencia en una plantación francesa. En ella, los diálogos entre los franceses y el capitán Willard (Martín Sheen) son esenciales para poner en contexto el conflicto en Indochina: su continuidad histórica desde la invasión japonesa en la Segunda Guerra Mundial, el surgimiento del Viet Minh y su radicalización, el conflicto armado con Francia y la guerra con Estados Unidos.

Secuencia en la plantación francesa en Apocalypse Now Redux.

Quiénes critican la incorporación de dicha secuencia en la reedición Apocalypse Now o pecan de ingenuos, o les gusta el cine epidérmico o no comprendieron la narrativa de la que, justificadamente, es la película que simboliza la Guerra de Vietnam ante los cinéfilos.

Así, dentro de la gama de cintas sobre Vietnam, que indiscuitiblemente tiene a la cabeza a la película de Coppola como su mejor representante, Fuimos Héroes / We were soldiers ocupa un punto particular que es conveniente revisar a la luz de la historia que cuenta, de su realización y del momento político en el cual se exhibió.

El enemigo, Vietnam del Norte, queda en esta cinta reducido a un enemigo inteligente, al que cuesta trabajo derrotar, valiente y tenaz. Es decir, digno enemigo del ejército estadounidense, cuya derrota exalta a su vez el valor del vencedor en el campo, aunque la dimensión del conflicto haya sido malinterpretada o manipulada por los culpables estadounidenses de la derrota: políticos y altos mandos.


Wallace, como director y guionista de Fuimos Héroes / We Were Soldiers fue muy cuidadoso para contar su cinta patriótica, y esquivar la paulatina podredumbre moral, militar y social de la guerra de Vietnam.

El punto histórico de arranque de la cinta es 1965: la batalla de Ia Drang en noviembre de ese año, donde se probó la táctica de transportar infantería con helicópteros, considerados por primera vez como arma fundamental de guerra. Wallace usa como material base para su guión el libro We were soldiers once... and young, del Teniente General Harold G. Moore y el periodista Joseph L. Galloway, quienes participaron precisamente en Ia Drang y son reconocibles como personajes principales en la película.


En 1965 se da la escalada de tropas estadounidenses, la desaparición de la cobertura militar en base sólo a “asesores”. Es decir, las tropas eran “inocentes e indocumentadas”. De igual forma, en el Home Front había apoyo social a la intervención y no surgían ni el hippismo ni el movimiento pacifista ni los veteranos de la guerra se oponían a su continuación.

Tan sólo cinco años después, en 1970, la situación era totalmente diferente. En Estados Unidos la oposición social a la guerra era enorme: basta un botón, cuando recordamos como se coreó en el Festival de Woodstock la canción la canción I Feel Like I'm Fixin' to Die Rag, cantada por Country Joe & The Fish.



En el plano militar, para 1970 también había pasado la Ofensiva norvietnamita del Tet en 1968, que si bien no fue una derrota estadounidense sino una victoria militar, cimbró los cimientos de su sociedad (45 mil muertos norvietnamitas, 4,300 norteamericanos).

Esto, sumado a que a lo largo de los años la guerra se perdió en realidad en la selva y los arrozales –58 mil muertos y desaparecidos-, que no en las ciudades, explica porque Randall Wallace narra una situación al COMIENZO de la escalada de la Guerra de Vietnam.

Sólo así, EN ese momento histórico preciso, es posible retratar un patriotismo militar y civil aun no desgastado, sólo así se puede mostrar Vietnam y extrapolarlo a estos años recientes.


Sólo al INICIO de la expansión del conflicto bélico pudo existir un patriotismo unificado, que después se desgarró entre dos polos irreconciliables en la sociedad estadounidense, mientras su “mayoría silenciosa” lentamente repudió la guerra como un hecho que afectaba negativamente su vida diaria.

En ese sentido, Fuimos Héroes / We were soldiers se coloca narrativamente al inicio, mientras la mayoría de las otras películas sobre Vietnam aborda el conflicto en circunstancias posteriores, lo que les permite narrar con mayor o menor éxito la tragedia histórica que fue para la sociedad estadounidense.

También por estas razones, el guión de Randall Wallace conserva un enfoque militar de la narrativa, con una excelente pero controlada visión del Home Front.

La cinta abre con la vida hogareña del Crl. Harold G. Moore (co-autor del libro base de la cinta), y como trata de equilibrar sus obligaciones como padre con sus deberes militares.


En esta situación se le asigna una unidad que debe ser entrenada bajo nuevas tácticas de guerra que tienen al helicóptero como herramienta central.

Entre la preparación de la unidad a su mando, su ambiente familiar, se dan los primeros rasgos esenciales del personaje actuado por Mel Gibson: profesional, responsable, ético, humano y definitivamente un líder militar preocupado por sus hombres. Es una síntesis de patriotismo, y capaz de provocar dicho sentimiento en los hombres bajo su mando.

También Randall Wallace presenta un hilo secundario pero muy significativo en Estados Unidos en relación al Crl. Moore. El Crl. entiende a su enemigo y lo estudia. De acuerdo al guión, Moore sabe que el oficial norvietnamita “desea” completar una masacre tal y como lo hizo con los franceses, para que los norteamericanos tampoco regresen.

Pero a la comprensión y respeto por el enemigo como militar capaz, Wallace suma un mito tipicamente norteamericano: la derrota del Crl. George Armstrong Custer a manos de los indios sioux. Custer fue una de las “estrellas” militares del bando norteño durante la Guerra Civil Norteamericana y fue uno de sus Generales más jóvenes.


Luego de la Guerra Civil perdió su rango y, como Coronel, encontró la muerte al mando del Séptimo de Caballería... Precisamente la misma unidad que ahora, en helicóptero, va a desplazar el Crl. Harold G. Moore. De allí que reflexione sobre lo ocurrido a Custer, pero desde un punto de vista puramente militar. Ni las razones de los sioux ni de norvietnamitas para hacer la guerra aparecen en la cinta de Randall Wallace. El enemigo es un buen militar, con todo y familia, pero no se entiende por qué pelea.

El resto de la cinta se concentra en la acción militar de la batalla de Ia Drang. Es en este punto donde Fuimos Héroes / We were soldiers logra sus mejores puntos cinematográficos.

Las escenas de guerra están entre las mejores que han recogido las películas dedicadas a Vietnam, en tanto que muestra el caos del enfrentamiento al mismo tiempo que las tácticas para el enfrentamiento. Muestra tanto el patrullaje como el fuego de artillería y mortero, el enfrentamiento cara a cara alrededor de un perímetro como los sangrientos aciertos y errores del bombardeo aéreo. La verosimilitud, la reconstrucción y finalmente la impresión de realidad es contundente.

Dentro de este contexto militar, Randall Wallace se da tiempo para encajar sus observaciones sobre el efecto de la guerra sobre los individuos y sus distintas reacciones.


Todo este periodo de la batalla, puntuado por letreros con sitios y horarios, tiene una excelente factura en su realización. El montaje, en los momentos más álgidos del enfrentamiento, es dinámico sin ahogarse en el sensacionalismo. Además, mantiene un buen contrapunto entre la algidez visual y los momentos tensos de supuesto respiro.

En ese sentido la realización equilibra los elementos de la puesta en escena, y logra su objetivo: estampar el patriotismo del militar común estadounidense en la pantalla, que resiste el embate de un enemigo respetable. Ya si uno, como espectador, está de acuerdo con dicha tesis o no, debe decidirlo cada quien; pero el objetivo de la cinta si se plasma en pantalla.

Destacan las imágenes iniciales de la llegada de los helicópteros al campo de Ia Drang, mismas que no pueden dejar de evocar las de Apocalypse Now, y casi uno puede oir de nuevo La Cabalgata de las Walkirias en la imaginación.

APOCALYPSE NOW, de Coppola, el Mejor Film de la Guerra de Vietnam

Pero también Wallace se da tiempo de remarcar en imágenes detalles narrativos – ideológicos. Antes de partir al frente de guerra, el Crl. Moore promete que será el primero en bajar al campo de batalla y el último en abandonarlo, no sin antes recoger al último sobreviviente o cadáver de su unidad.

El director de la cinta subraya el hecho con tomas de detalle de los pies del Crl. al bajar del helicóptero (es el primero) y al subir a éste (es el último en irse).

El cuidado en el detalle, el equilibrio de la edición entre las tomas vertiginosas y las pausas, hace que la recreación de la batalla de Ia Drang en Fuimos Héroes sea cinematográficamente más efectiva que el desbordamiento visual histérico que presenta Platoon / Pelotón, de Oliver Stone, por ejemplo.


En ese sentido, también militarmente la cinta de Randall Wallace argumenta que los soldados que fueron a Vietnam (al menos en el inicio) fueron en su mayoría responsables y decentes. Gracias a la realización, dicha propuesta aparece muy bien en la pantalla.

Obvio, Randall quiere mostrar este punto como el opuesto al de los soldados mariguanos, alcohólicos, psicóticos, amorales, esquizofrénicos, irresponsables e histéricos presentados en cintas anteriores como Apocalypse Now, Full Metal Jacket, Platoon, Good Morning Vietnam, Born on the 4th of July, entre otras.

Apocalypse Now Redux - Puente de Do Lung.

Esta decencia patriótica la remarca Wallace al presentar la otra cara de la moneda: el Home Front. Randall presenta un polo opuesto a Coming Home, a Gardens of Stone, Born on the 4th of July.

Aquí las familias de los militares sufren cruelmente las consecuencias de la muerte en batalla, pero muestran solidaridad, patriotismo y humanidad. Son conscientes de los riesgos y asumen los resultados, pero no protestan abiertamente frente al hecho de la guerra, aunque si lo hacen frente al hecho deshumanizado de que los telegramas de la muerte llegan en Yellow Cab. La habilidad de Randall hace que el recorrido de las dos esposas repartiendo telegramas de la muerte se sienta como un gesto humano de solidaridad, de compañerismo, de protección de unas con las otras.

Lo que tiene que tener en mente el espectador es que esas excelentes escenas fílmicas OCURREN dentro de un cuartel militar, en donde viven familias de militares. No se presentan en Fuimos Héroes a las familias de conscriptos civiles, que años después también regresaban a las calles de su vecindario envueltos en bolsas negras de plástico.

Como puede observar el cinéfilo, el eje profundo de Fuimos Héroes / We were soldiers es la reivindicación del patriotismo del ciudadano - soldado común, lidereado por oficiales responsables. Si hubiera sido así, parece decir la cinta, las cosas hubieran sido diferentes, aunque ACEPTA en su discurso que no lo fueron.

Esta idea central está cristalizada en una sola secuencia, en una sola decisión del Crl. Moore, que tiene un peso evidente en el contexto de las “imágenes” que los estadounidenses conocen de su historia, y han mitificado como “turning points” de la misma.

Primero está la comparación del momento histórico de Ia Drang con la masacre de Little Big Horn donde murió el Crl. George A. Custer a manos de los sioux. Moore no quiere repetir el patrón histórico de esa derrota y quiere esquivarla. Sabe que será atacado y aniquilado en la mañana si no encuentra una solución de inmediato.



Al amanecer, cuando los norvietnamitas lanzan su ataque, el Crl. Moore responde con una carga a bayoneta calada, que penetra las líneas del enemigo y lo pone en posición de obtener la victoria, misma que completan los helicópteros. Su decisión le evitó correr la misma suerte histórica que Custer.



Pero resulta que esta “carga a bayoneta calada” no sólo fue un hecho histórico que la película recoge, sino que también es una “imagen” histórica que se repite (lo que tiende a convertirla en mítica, en símbolo) en el cine.

En el segundo día de la Batalla de Gettysburg, que para los estadounidenses “definió” la Guerra Civil (1861-1865), en la colina de Little Round Top, los sureños estuvieron a punto de envolver y quebrar la línea del Ejército norteño del Potomac. La derrota se evitó y los norteños tuvieron la posibilidad de ganar al día siguiente gracias a una maniobra inesperada de un Coronel norteño. Joshua Lawrence Chamberlain ordenó una carga a bayoneta calada contra los sureños cuando ya no tenía parque. Esa inesperada maniobra táctica fue el extraño eje donde giró el destino a favor del Norte en esa guerra.

En cine, la escena está captada en la película Gettysburg, de Ronald F. Maxwell.



Al retomar una situación semejante, el director hace resonar en la conciencia colectiva “imágenes históricas” que tienen un significado más profundo para el espectador estadounidense que para nosotros.

Entonces Randall Wallace sabe entonces lo que hace: una historia que tiene un objetivo ideológico preciso. Lo cristaliza fílmicamente mediante el uso adecuado de sus elementos de realización, puesta en escena y montaje; así, logra momentos que condensan un mito y lo actualiza en formas nuevas.

El punto de la cinta es que la victoria es un sinónimo del deber patriótico cumplido. El triunfo se alcanza basándose en el sacrificio, en la solidaridad, en el esfuerzo común. No se alcanza la victoria cuando hay malicia o torpeza de políticos y militares, o cuando no hay una justificación moral.


A pesar de sus virtudes cinematográficas, logradas alrededor de la narración de la batalla, el problema de esta cinta es ideológico. No es casualidad que su estreno se haga después de la conmoción de los hechos del 11 de septiembre. Tampoco es novedoso que Hollywood sea vehículo de los intereses de su gobierno.

Simplemente, Fuimos Héroes / We were soldiers es un buen producto de esa industria, cumple con sus objetivos y tiene buena factura técnica. Sus secuencias de guerra están muy bien logradas y son de las mejores en el conjunto de films dedicados a Vietnam.

Pero el espectador debe estar consciente que el film se concentra en un punto especifico del hecho histórico. El peligro que se oculta en Fuimos Héroes es que se olvide el resto de la historia de la Guerra de Vietnam, en aras de una renovación del patriotismo estadounidense por las circunstancias que ahora enfrenta.


Por un lado es respetable que la mayoría de los militares que estuvieron en dicha guerra desee recuperar su honorabilidad, y tener su lugar en la historia de su país. Pero por el otro está el peligro de que, en base a esa recuperación de patriotismo interno, se justifiquen acciones de gobierno externas que pueden ser en si mismas objetables, frutos de la “política real” de estos tiempos.

Así, el cinéfilo puede encuadrar Fuimos Héroes dentro del contexto de las cintas que se refieren a Vietnam y disfrutar de sus logros cinematográficos, pero no perder de vista que existen películas con objeciones y críticas muy válidas a esos hechos que narra.

En ese sentido, cintas como Three Seasons, de Toni Bui, explican mejor el trauma de la guerra y las formas que se adoptaron para firmar una paz individual. Platoon lleva al paroxismo lo que significó ser soldado de infantería. Coming Home, Gardens of Stone y Born on the 4th of July revisan las heridas de la Guerra causadas en los hogares. Full Metal Jacket refleja la locura de la guerra. Y Apocalypse Now simboliza y condensa como ninguna otra la tragedia y el caos de lo que fue la Guerra de Vietnam.

Frente a sus iguales, Fuimos Héroes / We were soldiers rescata la postura patriótica de muchos soldados que fueron a Vietnam, pero oculta el peligro de que dicho patriotismo vuelva a justificar otra guerra absurda... que también podrían perder si no aprenden de su propia historia.