07 marzo 2015

Fraude, El, de Luis Mandoki

El Fraude no fue fraude

La película de Luis Mandoki no fue un fraude. Logró perfectamente su objetivo: difundir la posición del Frente Amplio Progresista sobre las elecciones del 2006.

Francisco Peña.


Desde el primer día Fraude provocó reacciones poco comunes entre los espectadores: aplausos, gritos, gente cantando el Himno Nacional, indignación, comentarios muy fuertes. Pocas veces se ha visto que la gente tenga un diálogo tan directo con la pantalla. ¿A tres semanas de distancia han cambiado las cosas? Quizás sólo la intensidad de los gritos pero los comentarios son muy parecidos.



Esta es sólo una pequeña exploración del efecto Fraude, un rasguño en la punta de su iceberg. El pasado domingo 25 de noviembre, en la función de las 12:45 horas en Cinépolis Miramontes estábamos 27 personas en una sala de 65 asientos: 41.53 por ciento de ocupación en función matutina. Los más jóvenes tendrán entre 25 y 28 años, dominan adultos de 40 con unos pocos sobre los 50 años. Estos fueron algunos de los comentarios del público.


La introducción compara las elecciones de 1988 y 2006. Después de ambas elecciones Miguel de la Madrid, Vicente Fox y Felipe Calderón afirman: "México es un país democrático". Cuando sale Fox se oye un grito masculino de "¡Maldito!" y una mujer le susurra a Calderón un "Cerdo".

El cardenal Norberto Rivera, en medio de un desayuno, bendice a Salinas y a los alimentos al mismo tiempo: se oye en la sala "¡Ahí está Perverto Rivera!". Con los videos de Ponce y Bejárano hay silencio, pero cuando Salinas reaparece y comenta el tema, otro hombre dice "Es un cínico".

Cuando AMLO dice "el desafuero nos regresa a la época autoritaria" hay murmullos de "sí, sí, sí", su discurso ante la Cámara de Diputados se oye con atención. Fox dice después "¿Qué está pasando hoy? ¿Quién hizo el desafuero?" y una señora le revira: "¡Maldito asco con botas!". No dijo asno, dijo "asco". Con Martha Sahagún siempre hay chiflidos generalizados de cinco notas.


El público ya está caliente. Cuando AMLO menciona al Ejército en relación al desafuero se rompe una barrera psicológica que va más allá de lo que dice el dirigente perredista y una señora arroja el primer insulto a media voz: "¡Pinches aceitunas ojetes!". El respetable pierde el respeto y las mujeres son las más expresivas: al aparecer la comentarista Adela Micha ("Es muy preocupante que se esté cuestionando al IFE, al TRIFE") una de ellas dice a media voz: "¡Pinche bruja!". Cuando Fox afirma con voz desgarrada "A cualquiera que esté en esta boleta será derrotado por el candidato de Acción Nacional" le llueven varios gritos de "¡Hijo de tu pinche-chingada-puta madre" al unísono y el resto aplaude las mentadas después. Calderón y su "Yo tomaré protesta como presidente el primero de diciembre llueva, truene o relampague" le gana su primer "¡Maldito!".


El público se relaja en el plantón en Reforma. El ambiente, el danzón de fondo y la frase de un participante "Somos parte de la muchedumbre" provoca risas cómplices. Cuando AMLO se declara pacifista porque "la violencia es algo totalmente indeseable" hay silencio. En la declaración del TRIFE de "es válida la elección de Presidente de la República", un joven de unos 28 años grita "¡A todos esos se los va a llevar la chingada!". La última aparición de AMLO y la protesta a un año de las elecciones jala aplausos. Al terminar la cinta se oye una ovación cerrada.



Sobre Fraude discuten ya críticos y sociólogos del cine. ¿Funciona sólo para los ya convencidos? ¿Los indecisos modifican su opinión al verla? ¿Es cine de propaganda digno de Leni Riefenstahl? ¿Es un documento valioso de los acontecimientos? ¿Sólo expone la posición del FAP?


Lo que es innegable es que Fraude sí se comunica con su público, pero quizás más allá de lo esperado por sus creadores... porque la última frase escuchada a la salida, de una madre a su hija, fue: "Las cosas no han cambiado. Lo que se necesita es que la gente esté dispuesta a morir".