15 marzo 2015

Edwige Fenech: la resurrección del oscuro objeto de deseo

El culto de la diva erótica vive un segundo aire gracias a Quentin Tarantino. Su aparición en Hostel 2, dirigida por Eli Roth y producida por el norteamericano, impulsa la re-visión de sus películas.

Francisco Peña.


En 1988 dijo adiós a las pantallas Edwige Fenech, una de las divas del cine erótico europeo de los 70 junto con Sylvia Kristel, Laura Antonelli y Barbara Bouchet. Atrás quedaban más de 60 películas donde brilló con su presencia semidesnuda y sensual enmarcada en la comedia italiana y el giallo, versión itálica del género de suspenso con tintes de terror y llamado así por las portadas amarillas de la editorial Mondadori que publicaba ese género. El culto de la Fenech está vivo gracias a los millones de espectadores que la consideran su sueño mojado adolescente. Uno de sus fans más acérrimos, Quentin Tarantino, la resucita en una de sus producciones como homenaje cinematográfico.

La actriz, nacida en Argelia el 24 de diciembre de 1948, cuenta que “iba al aeropuerto a recoger a Al Pacino (protagonista de la cinta El Mercader de Venecia, de la cual Fenech es coproductora) cuando me dan el mensaje de Tarantino. Pensé que era una broma pero fue verdad. En la noche cené con Quentin. Me dijo que siempre había soñado con conocerme y me habló de algunos de mis filmes que yo había olvidado por completo. Me describió cómo llevaba el pelo corto y rubio en Tu vicio es una habitación cerrada y sólo yo tengo la llave. Recordaba encuadres, iluminación y que fue la primera vez que hice el papel de villana”.


Luego de la propuesta de Tarantino, la Fenech se entrevistó con el director Eli Roth. “Me dijo que de todos mis filmes admiraba más El extraño vicio de la señora Wardh (1971, Sergio Martino). ¡Yo tenía 22 años y Eli aún no nacía! Me dijo que era bellísima y que interpretaba un personaje complejo en muchos niveles, que era una actriz capaz de actuar en diversos géneros y dar interpretaciones soberbias”. Luego de su aparición en Hostel 2, Fenech declaró: “Aprecio mucho esta oportunidad porque es un acto de amor de Quentin y Eli. Me ha sorprendido que estos cineastas tan jóvenes conozcan mi filmografía. Me sentí muy halagada. Eli escribió el papel para mí porque siempre ha amado el género del terror”.


Su resurrección tarantinesca provoca que sus mejores películas vuelvan a verse. Se nota que era una buena actriz y que entre su filmografía hay garbanzos de a libra con directores reconocidos: Cinco muñecas para la luna de agosto (1970, Mario Bava), Todos los colores de la oscuridad (1972, Martino), Malos pensamientos (1976, Ugo Tognazzi y diálogos de Enzo Janacci), Soy fotogénico (1980, Dino Risi), Yo y Caterina (1980, Alberto Sordi) y El ladrón (1981, Pasquale Festa Campanile) entre otros.


Claro, sus gialli y sus comedias eróticas son las más recordadas, como estas dos:

La bella Antonia, primero monja y después demonia (1972, Mariano Laurenti) cinta de culto del subgénero “decamerótico”. Fenech entra al convento porque su padre le impide casarse con su novio. Adentro le pasa de todo en una cinta irreverente y erótica.



La maestra/La enseñante (1975, Nando Cicero) es la película de culto que generó el subgénero erótico de “las maestras”. El hijo de un diputado poderoso recibe lecciones particulares que derivan en un encontronazo sexual con la Fenech, que luce su belleza.

Cuando a Fenech se le ha preguntado si volvería a hacer estas cintas ha dicho: “Si el Señor hubiera querido ser más generoso con mi filmografía, hubiera hecho que conociera a Ingmar Bergman, y quizás nunca hubiera filmado esas películas. Pero no me lamento. Si tuviera que volver atrás, las volvería a filmar”.


Fenech dejó las pantallas pero no las cámaras: desde 1997 es productora, en especial de televisión con incursiones en el cine, pero no le ha sido fácil: “Hoy una mujer voluntariosa puede abrirse camino, pero siempre tiene que demostrar más cosas que un hombre. Por eso siempre me alegro cuando una mujer tiene éxito. Demostramos a la sociedad que también nosotras somos fuertes. El éxito de una vale para todas”. También tiene la vida privada más equilibrada de las divas eróticas europeas de los 70: otro logro que festejamos sus fans junto con su resurrección en el cine internacional.