03 enero 2015

Papel de la mujer en los westerns de Sergio Leone

Francisco Peña.

Se ha argumentado que la ausencia de papeles femeninos fuertes en los westerns de Sergio Leone esconde una misoginia por parte del director. Esto, al igual que en el caso del rol de la mujer en la obra literaria de J. R. R. Tolkien, es falso.


Al igual que en la obra de Tolkien, la ausencia no significa misoginia de los autores, ya que estructuralmente, cuando aparecen en un rol fuerte son determinantes en la historia y adquieren una dimensión simbólica semejante o superior a los personajes masculinos.

En el caso de los tres primeros westerns de Sergio Leone su presencia es mínima y mueven las acciones de los personajes masculinos (por ejemplo, El Hombre sin Nombre -Clint Eastwood-, en Por un puñado de dólares muestra su naturaleza generosa al liberar a una madre y su hijo del poder de la banda de Los Rojo).

Es en Erase una vez en el Oeste (C'era una volta il West, 1968) en que Leone compone un personaje femenino que iguala y supera a sus contrapartes masculinas, con un desarrollo marcado y evidente de carácter, fuerza de voluntad, poder y sobrevivencia. Tan es así que los tres personajes masculinos principales de esta cinta desaparecen mientras Jill McBain (Claudia Cardinale) es la única sobreviviente. Y no sólo eso, es la única que tiene futuro y se adapta a él.


En pocas palabras se convierte en un símbolo de la civilización en el Oeste, que no está en manos masculinas, sino en las de una mujer con poder de adaptación a las circunstancias, basado en su personalidad. Tal parece que en este film Leone plantea que, si la sobrevivencia de la especie está en manos de los más fuertes, Jill entonces es la más fuerte pues sobrevive a los cambios sociales mientras que los personajes masculinos mueren o no se adaptan, aunque Leone tenga simpatía por ellos:


"Mientras Frank y Harmonica se enfrentan, su conversación revela la juxtaposición continua que Leone hace del Viejo Oeste que ama con la civilización que eventualmente lo destruirá:

Frank: Surprised to see me here?

Harmonica: I knew you'd come... So you found out you're not a businessman?

Frank: Just a man.

Harmonica: An ancient race." (1)

Es quizás otra de las aportaciones innovadoras de Leone al western que después retomaron otros realizadores estadounidenses en el universo del género. }

"En el modelo del western tradicional hay dos tipos de mujeres. Por un lado está la heroína pionera: esposa virtuosa, hija virginal del ranchero, maestra, etc. Por el otro está la chica de cantina y su corte de bailarinas. Las primeras son escasas y deben tratarse con respeto y ser protegidas. Las segundas abundan, están sexualmente disponibles y son propiedad de la comunidad. Obviamente hay una correspondencia entre estos dos grupos y la actualidad histórica del Oeste -y una conexión aún más grande entre ellas y el pensamiento ortodoxo de final del mundo victoriano... donde se decía que 'hay mujeres y hay muñecas'. Las dos clases de mujeres también corresponden, con las recompensas y castigbos que su vida predice, a las exigencias del Código de Producción de Hollywood.


En forma arquetípica aparecen como la esposa embarazada del oficial de caballería (Louise Platt) y la chica de cantina (Claire Trevor) en La Diligencia / Stagecoach, de John Ford (1939), cuya lista de pasajeros es un cruce referencial casi perfecto de tipos del Western -las dos mujeres, el caballeroso jugador sureño, el doctor alcohólico de gran corazón, el banquero corrupto, el delincuente 'bueno', el vendedor cómico, el alegre conductor, el sheriff sin mancha, con la caballería y los indios rondando listos para aparecer cuando se les necesita. Cómo dicta la costumbre, la esposa del oficial tiene el nombre WASP de Lucy Mallory mientras que la chica de cantina tiene el apodo de 'Dallas' (en My Darling Clementine, por ejemplo, la heroína del este se llama Clementine Carter y la chica de cantina 'Chihuahua' -la mexicana Katy Jurado-).

Así como todos los otros arquetipos de La Diligencia han sido constantemente modificados, así también los roles de las mujeres han cambiado. Esto refleja tanto un relajamiento en la censura como el status cambiante de las mujeres en la sociedad. Lo que no quiere decir que en el pasado todos los westerns estuvieran apegados a estas convenciones: el hecho de que Claire Trevor en Stagecoach es obviamente una prostituta y consigue casarse con el héroe sugiere que no eran obligatorias. Sin embargo, esta es una instancia rara de relativa claridad, y un caso inusual de una mujer que no tiene que pagar pesadamente por sus pecados. La Redención en el Western. y en general en los films de Hollywood, ha sido por mucho tiempo una prerrogativa masculina." (2)

Pero Jill McBain (Claudia Cardinale) recorre en Erase una vez en el Oeste un camino dramático que muestra movilidad social en ascenso. De acuerdo a lo que plantea Leone en el guión del film (¡realizado en colaboración con Bernardo Bertolucci y Darío Argento!) Jill comienza como la prostituta más popular y codiciada de Nueva Orleans. Pero entra en la historia cuando se casa con un irlandés que tiene terrenos por donde debe pasar la línea del ferrocarril. El irlandés es asesinado por Frank (Henry Fonda). A partir de ese momento Jill debe sobrevivir y tratar de obtener su herencia, codiciada por el dueño del ferrocarril. Al final obtiene la propiedad y, junto con el terreno, adquiere respetabilidad social.


Jill comienza como "chica de cantina" y termina como mujer respetable. Aglutina y resume papeles asignados a las mujeres en el western y los proyecta en una unidad compacta.

Lo interesante de este personaje de Leone es que muestra ese recorrido existencial de un polo al otro con todas sus dificultades, amarguras, compromisos y problemas. No es un personaje de una sola dimensión (sólo "mujer" o "muñeca") sino de matices varios. Obvio, la gama que muestra el personaje no puede ser el resultado de un director misógino sino de alguien que quiere y respeta a las mujeres.


Aquí, en el papel de la mujer en sus westerns, Leone reafirma los rasgos de su obra personal: modifica los códigos del western clásico (no "mujer" o "muñeca" sino una mujer que trasciende los estereotipos y los supera), plantea el personaje como una nueva alternativa y construye a su alrededor una imagen distinta: el hecho de que el film termine con Jill repartiendo agua entre los obreros la hace encajar en un contexto social más amplio, donde la civilización doma a la naturaleza a través de la interfase que es la mujer.


Por eso, a semejanza del escritor inglés Tolkien, en el mundo de Leone la mujer aparece con poca frecuencia, pero cuando lo hace tiene una carga emocional y simbólica que la destaca por encima de muchos personajes masculinos. La ausencia / presencia en la obra de ambos da la razón al viejo refrán: "de lo bueno, poco..."

De alguna forma, para cerrar este texto, hay que darle la voz a Leone, que parece confirmar lo que aquí se ha escrito:


"Yo respeto a la Mujer más que nadie. Por eso cuando aparece en una película mía es el motor y el centro de la película. Para mí, la Mujer en el Western no es esa insípida heroína que saluda al protagonista desde la ventana. Es Claudia Cardinale en Erase una vez en el Oeste. Es decir, una hembra, una puta que acaba convirtiéndose en Madame Rockefeller." (3)



(1) Bondanella, Peter. Italian Cinema. From Neorrealism to the present. Frederick Ungar Publishing Co., New York. Primera edición, 1983. pp. 265.

(2) French, Philip. Westerns. Aspects of a Movie Genre. Cinema One series # 25. The Viking Press Inc., New York. Primera edición, 1973. pp. 62-63.

(3) Declaración compilada en: Aguilar, Carlos. Sergio Leone. "Sergio Leone, visto por sí mismo". Ediciones Cátedra, S.A., Madrid. Signo e Imagen / Cineastas # 2. pp. 143.