22 diciembre 2014

Navidad en las pantallas

Presentamos un menú de buenas películas navideñas para distraer a los niños mientras los adultos se curan la cruda de las posadas y, de pasada, algunas sugerencias donde la Navidad también se toma en serio.

Francisco Peña.

En pleno auge de fiestas decembrinas, con los adultos inmersos en el maratón Guadalupe-Reyes (¡salud!), los niños andan por todos lados como perritos sin dueño en busca del espíritu navideño. Mientras los padres “disfrutan” de la cruz de su parroquia etílica, pueden usar a la niñera electrónica y al mayordomo DVD para domesticar a sus vástagos y, de paso, ver algo tranquilón (o en serio) para llegar repuestos a Nochebuena. Estas son algunas de las mejores películas de Navidad para los niños y no tan niños.

El Grinch (Ron Howard, 2000)



La película es muy divertida para chicos y grandes. Los gestos exagerados de Jim Carrey por fin están cubiertos por capas de maquillaje y se vuelven tolerables y hasta adecuados. Si en Nochebuena usted odia ir a casa de su suegra pero no puede evitarlo (¡andale, ¿si puchis?!) por petición de su amada, puede disfrutar de la primera parte hasta la soberbia secuencia de la destrucción de la fiesta del pueblo. A los niños, el final con un Grinch redimido que salva la Navidad en medio del peligro les recordará que su papá, aunque en apariencia gandalla, también tiene un corazón de oro… como el Grinch.

Santa Cláusula 1, 2 y 3 (John Pasquín, 1994; Michael Lembeck, 2002 y 2006)



Esta trilogía con el cómico Tim Allen funciona muy bien para los peques (y ganar más horas para recuperarse de la cruda). En primera, la transformación de Scott Calvin en Santa Clos culmina con varias secuencias mágicas en trineo mientras su hijo es el único que cree que él es el verdadero Santa Clos. Además muestra los talleres del Polo Norte con una ambientación que no superaron las dos secuelas siguientes. La segunda presenta una guerra civil contra un Santa mecanizado y la tercera cierra bien el ciclo cuando Calvin tiene que decidir si deja de ser Santa o no. Buena trilogía para ver en familia (cuando la resaca va de bajada y los chavos gritan menos como apaches).

Navidad con los Kranks (Chris Columbus, 2004)



Tim Allen regresa acompañado de Jaime Lee Curtis. Una buena comedia donde se tiene que celebrar la cena de Navidad a última hora. Tiene buenos gags como el terrorismo telefónico infantil (¡Liberen a Frosty!), el desmadre para iluminar casa y jardín, y la preparación de la cena cuando todo sale mal y la última pierna de jamón que quedaba termina aplastada. Si alguien podía hacer tolerable a Tim Allen es Jaime Lee Curtis (con Dan Aykroyd como el clásico vecino sangrón).

De mendigo a millonario (Trading places / John Landis, 1983)



Comedia para adultos que contiene una secuencia especial ubicada en las fiestas decembrinas. Por una apuesta de un dólar entre los millonarios hermanos Duke, el ejecutivo Louis Winthorpe III (Dan Aykroyd otra vez) es acusado de vender drogas y despedido; su lugar lo ocupa Billy Ray Valentine (Eddie Murphy), un ladrón negro. Durante las fiestas, Louis se desploma económica y psicológicamente: se disfraza de Santa Clos y acaba borracho, humillado y destrozado. El humor negro con el que se maneja la caída existencial de Louis es de antología. La venganza es dulce “cuando Dios nos la concede”: vale la pena llegar al final de la película para disfrutar de la destrucción de los Duke.

Cuento de Navidad / Scrooge (Clive Donner, 1984)


Este cuento de Charles Dickens ha sido llevado infinidad de veces a la pantalla de cine y tv con diferentes resultados: desde caricaturas con Cruela de Vil como Scrooge hasta esta cinta donde actúa George C. Scott en el papel principal y la aparición de Susannah York. Se trata de la conocida historia del avaro que odia la celebración y recibe la visita de tres fantasmas que representan las navidades del pasado, presente y futuro. Ante su muerte inminente y su soledad evidente, Scrooge se transforma en una persona dadivosa: encuentra felicidad y compañía gracias a Navidad. De los actores que han representado a Scrooge, Scott es quién le ha dado más fuerza emocional y credibilidad al personaje y sus contradicciones. Es la mejor cinta que se ha filmado sobre esta obra literaria.

Blanca Navidad (Michael Curtiz, 1954)


Es la cinta clásica en el estilo clásico de Hollywood. Comedia de situación donde dos parejas se entrelazan en medio de canciones y bailes sin ser propiamente un musical. De aquí surge la canción Blanca Navidad cantada por Bing Crosby, que durante los 50 y 60 era el sello de las navidades estadounidenses.

Jesús de Nazareth (Franco Zeffirelli, 1977)


Para los que prefieren subrayar el tono religioso en Navidad, se exhibió en 2006 Jesús: el nacimiento (Catherine Hardwick). Pero su producción está inspirada en la mejor película católica romana clásica por excelencia: Jesús de Nazareth.

En el inicio está plasmada la extraordinaria secuencia de la Navidad con la mejor Virgen María que se ha visto en la historia del cine hasta hoy (Olivia Hussey, 1951). Desde la Anunciación hasta la llegada de los Reyes Magos (Fernando Rey, Donald Pleasance y James Earl Jones), la Hussey da vida real a María con una mezcla de ternura, sorpresa y miedo, alejada de la supuesta imagen de “estampita” de iglesia como me rebuznó una noche un filmópata trepanado.

Para la gente religiosa esta secuencia es inolvidable.





Noche de paz / Joyeux Noel (Christian Carion, 2005)


Si prefiere un diciembre con toque humanista donde florece la solidaridad entre los hombres, Noche de paz es su cinta antibélica. En las trincheras levantadas durante la Primera Guerra Mundial se celebra la Navidad en 1914. Lo que comienza por cantos entre soldados deriva en la confraternización de un regimiento alemán con otros dos regimientos: francés y escocés. Descubren que no hay diferencias esenciales entre ellos, que añoran su hogar y seres queridos: intercambian comida y bebida y se retiran a sus cuarteles.




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Hay películas navideñas para todos los gustos y nos ayudan a llegar, de una forma u otra (crudos, alegres o deprimidos, pero enteros) a la cena familiar de Nochebuena. Y de paso, algunas sirven para tranquilizar a los leones, digo, a los reyes del hogar. Ahora que, si piensa que ninguna le funciona, puede que lo mejor para celebrar sea acabarse una botella de tequila y terminar en la madrugada cantando junto con José Alfredo Jiménez (karaoke de por medio): “Diciembre me gusto pa’ que te vayas…”.