28 diciembre 2014

¡Me robaron mi Odisea Burbujas!

Este artículo fue escrito para Milenio Diario (El Ángel Exterminador) en 2003. Era una seria advertencia -especie de Carta Abierta a Silvia Roche, creadora del concepto Odisea Burbujas (1979-1983)- de que el programa que ella producía, luego de un compás de espera de 20 años, iba directo al fracaso. La advertencia fue desoída. Por desgracia se cumplió el pronóstico: poco tiempo después el programa desapareció del aire para no volver jamás.

No, no es lo mismo supervisar guiones y escribir libros infantiles que producir televisión.

Francisco Peña.  Diciembre 2014.

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Artículo original.

¡Me robaron mi Odisea! (21-Nov-2003)

!Me cae que no fueron ratotas de la Buenos Aires, admiradoras del poeta Homero (Simpson)! ¡Tampoco secuestradores de libros pidiendo mis obras completas de Octavio Peace and Love como rescate! ¡Me robaron mi Odisea en plena sala de mi casa frente a mi hijo y mi televisor! Así estuvo el rollo.

Puse a mi enano a ver el esperado regreso de Pistachón, Mimoso, Mafafa, Patas Verdes, Memelowsky y el mejor villano de la telera: el Ecoloco. ¿Y qué nos encontramos? Un programa sin encanto: unas Burbujas sin Odisea. Me cae que cuando mi chavito se paró para jugar Nintendo (¿¡Tanto rollo para esto!? ¿¡Este era tu programa favorito!?) me dieron ganas de chillar a moco tendido. ¿Esperé veinte años el regreso de los Burbujos para ésto?


Quería mostrarle a mi hijo que hay mejores héroes que admirar que el maquiavélico y mal hablado Roberto Palazuelos en BB Vip; quería enseñarle un verdadero trabajo de personajes en equipo y entre amigos, y me encuentro unas Burbujas desinfladas. Aluciné escribirle una carta abierta a Silvia Roche, como esas de los partidos políticos contra la Reforma Fiscal. Y aunque ni quien me pele, claro, hago el intento.

Señora Roche:

¿Qué onda? Cuando en 1983 tronó Odisea Burbujas quesque porque su producción era muy cara (O'Farrill dixit, remember?) desapareció el mejor programa infantil de ficción, de imaginación, de compañerismo. Tuvieron que pasar veinte años para que allá arriba vieran que usted tenía la razón. Tan es así que todo el programa está atascado de patrocinadores. Si señores ejecutivos de arriba, la Sra. Roche tiene razón: los Burbujos sí son buen negocio para Televisa.

!Pero agujetas, Sra. Roche, hay que aprender del pasado para no cometer los mismos errores! Burbujas puede y debe ser el programa institucional que toda la familia vea, que dure en pantalla 4, 6, 8 años. El secreto es: "póngale Odisea a sus Burbujas que es mejor", diría Arjona.


Entre 1979 y 1983 usted puso el programa en manos de un solo mago Merlín, que conjuró el éxito porque en él se unían productor, director de escena y director de cámaras: un solo estilo guiaba todo: los niños sí soñaban con las aventuras fantásticas de los Burbujos. Su Merlín fue Enrique Segoviano, a quien el mismísimo Harry Potter le haría aún hoy los mandados.

Hoy vemos un equipo de producción donde cada quien jala pa' su santo, sin coherencia que los una. La dirección de actores es desastrosa y, por lo tanto, la de cámaras sufre. Todos los personajes están en escena, entran y salen en bola, no hay grupos separados; no hay matices en los diálogos, que además se sobreponen. Los cuatro actores del viejo equipo (Pista-Arturo Laphan, Mafafa-Aurora Alvarado, Ecoloco-Humberto Espinoza y Mugrovich-Ricardo de Pascual), pilares de la vieja ensoñación, están desperdiciados.

Las cámaras tienen cortes atrasados y no se cierran casi a las caras porque la única toma posible es el "montón shot", con todos los Burbujos hechos un sólo muégano apelmazado en el mismo lugar. Los chistes visuales tipo Chaplin -cubetazos, pastelazos, caídas, mojadas- tienen pésimo ritmo en pantalla: el humorismo blanco es el más difícil de lograr.

La bronca con los guiones es evidente. La excelente idea de Internet y su duende está desaprovechada porque las cosas NO suceden dentro del mundo virtual sino en un setote inútil. Los personajes secundarios no cumplen una función clara porque falta la bisagra fantástica que una lo didáctico con el humor. Los niños no ven un país de las maravillas diferente en cada programa, sino el mismo rollo revolcado.

¡Ojo, mucho ojo! El error estructural es retomar la concepción, guiones y formato de aquel Burbujas diario, que se transformó en Agencia SOS, Club Burbujas, TV o no TV. ¡No haga lo mismo otra vez, Sra. Roche! Todos esos programas tronaron, ¿recuerda? Sólo sobrevivió con fuerza Burbujas dominical porque tenía el factor Odisea.

¡Ojo, mucho ojo! Produzca la vieja magia, que sí se puede. No hay que construir un nuevo set virtual para cada programa. Busque un artista como Moisés Suárez que haga fondos del Renacimiento, Egipto, Marte, la Luna . En el set virtual se pueden usar esos fondos para producir nuevos sueños. Arquímedes en el setote es aburrido; Mimoso en Grecia es fantasía. Mande a nuestros niños a viajar con los personajes, no los deje a todos anclados aquí sin ilusiones.


¿Quién puede invocar otra vez ese encanto efectivo de la Odisea? Los aprendices de brujo que acompañaban a Merlín Segoviano, claro. ¿Recuerda a algunos? Por ejemplo, Gandalf aún se llama Alfredo González Fernández y sabe contar el cuento en cámaras; al menos dos de los actores antiguos saben montar escena (Arturo Laphan y Ricardo de Pascual); urge un productor asociado que unifique en la práctica el estilo, que descargue trabajo burocrático y le permita a usted concentrarse en el trabajo creativo.


Porque el peligro es que si los niños no se prenden con el programa puede decaer el rating, y eso provoca ideas peligrosas arriba. ¡Ya pasó hace veinte años! El rating puede crecer o mantenerse alto con la receta fantástica de la Odisea; sólo así se puede luchar para que el programa crezca a una hora, como debe ser. Hoy el programa está vendido y lleno de comerciales, pero, ¿por cuánto tiempo?

Sra. Roche, siga el consejo de las tres cartas que daba Jesús Reyes Heroles a los secretarios de Estado. Cuando hay un problema, la primera sugiere ganar tiempo; la segunda carta aconseja hacer cambios urgentes entre los colaboradores inmediatos; en la tercera les decía: ¡ya tronaste, porque es tu renuncia! Si ve que las cosas decaen y no se arreglan a la primera, piense en la segunda carta, para jamás llegar a la tercera.

Luego de veinte años de espera, nuestros niños no se merecen otra desaparición abrupta de Burbujas, ni sus personajes, ni usted tampoco. Recuerde que la buena fantasía es la misma ayer, hoy y mañana. Sólo hay que recomponer los ingredientes.

Quiero celebrar a tambor batiente el regreso de sus personajes, Sra. Roche, pero mi botella de champaña aún no tiene burbujas... ni Odisea.